120 Aniversario
Julio 3 de 1898:
El
sacrificio de la escuadra española en Santiago de Cuba
Por: Gustavo Placer Cervera[i]
La acción naval del 3 de
julio de 1898 frente al litoral santiaguero fue, sin dudas, uno de los hechos
más importantes de guerra hispano-cubano-norteamericana. Ha sido también, a
través del tiempo, uno de los más analizados y discutidos.
Ese
día, en horas de la mañana, la escuadra española que se encontraba en Santiago
de Cuba y que era mandada por el contralmirante Pascual Cervera, fue obligada a
hacerse a la mar, en cumplimiento de una orden tajante, emitida desde La Habana
por el gobernador y capitán Ramón Blanco, para enfrentar a la escuadra
estadounidense, que era muy superior en porte, en alcance y calibre de su
artillería y en blindaje, y ocupaba además una posición táctica muy ventajosa.
Con
esta salida, se ponía un trágico colofón a una dramática situación que había
comenzado cuando el mando naval de Madrid, haciendo caso omiso a las
advertencias formuladas por Cervera, lo había enviado a Cuba, a miles de millas
de distancia, a enfrentar a fuerzas muy superiores. Mucho se ha especulado
sobre las verdaderas motivaciones de ese traslado inútil de fuerzas navales
siendo al parecer una de las más poderosas el reclamo que se hacía desde La
Habana por las autoridades coloniales y los más recalcitrantes intereses
proespañoles de tener un respaldo naval. En esta decisión influenció, sin duda,
un cierto menosprecio, por estólida ignorancia, de las posibilidades combativas
del adversario.
La
escuadra de Cervera se había reunido en Cabo Verde y se le dio orden de partida
el 26 de abril, recién comenzadas las hostilidades. Después de una azarosa
travesía, logró arribar a Santiago de Cuba el 19 de mayo, sin haber sido detectada –algo casi
inexplicable- por los buques
estadounidenses de exploración. Estaba compuesta por cuatro cruceros acorazados
y dos destructores de torpederos.
Las
fuerzas navales estadounidenses lograron, con la colaboración de las fuerzas
del Ejército Libertador cubano, comprobar la presencia de la escuadra española
en la bahía santiaguera el 29 de mayo y establecieron, desde ese momento un
férreo bloqueo. Días después, con la decisiva cooperación de las fuerzas
cubanas mandadas por el mayor general Calixto García, Lugarteniente General del
Ejército Libertador, los estadounidenses desembarcaron al este de Santiago de
Cuba y comenzaron su avance hacia la capital oriental.
El 2
de julio, después de los combates de El Caney y Loma de San Juan y del avance
desde el oeste de las tropas cubanas, el cerco a la ciudad de Santiago se
estrechó y el gobierno de Madrid y su representante en La Habana temían que la
escuadra fuera capturada lo que –decían- pondría en entredicho el honor de la
metrópoli. Cervera, por su parte, había propuesto, en varias ocasiones, emplear
el personal y armamento de sus buques, donde tenían posibilidad de oponer una
tenaz resistencia. Estas sensatas propuestas no fueron oídas y se le ordenó
salir.Bajo estas circunstancias, el almirante español y los comandantes de sus
buques sabedores de que no podrían entablar combate, trataron de encontrar la
manera de reducir las bajas al mínimo posible.
Aquella
mañana la escuadra estadounidense presente frente a Santiago de Cuba estaba
formada por cuatro acorazados, un crucero acorazado y dos yates artillados,
situados en forma de semicírculo a unas 3 ó 4 millas del Morro. Los buques
españoles tenían, necesariamente, que salir en columna e irse enfrentando, uno
a uno, con todos los navíos del adversario.
El
primero en salir fue el crucero Infanta María Teresa, buque insignia
de Cervera, que avanzó resueltamente sobre la formación enemiga para atraer
sobre sí todo el fuego y permitir la salida de los buques que venían detrás. Dada
su posición sólo podía hacer fuego con sus tres cañones de proa, contra él
podían hacerlo 45 piezas de grueso calibre. Un simple cálculo matemático nos
indica que la correlación de fuerzas le era desfavorable al almirante español
en una proporción de 15 a 1. No obstante, avanzó así durante más de diez
minutos, soportando un terrible castigo, hasta que, incendiado y con numerosas
bajas, se decidió lanzarlo contra la costa para evitar así su captura y salvar
lo que quedaba de la tripulación.
Igual
suerte corrió el crucero Almirante Oquendo, cuarto de los
cruceros en salir. Sus restos, 120 años después son aún visibles a unos 14
kilómetros al oeste de la boca de la bahía de Santiago de Cuba.
El
segundo de los cruceros españoles en salir, el Vizcaya y el tercero, Cristóbal
Colón, pudieron, gracias al sacrificio delMaría Teresa, ir más
lejos. El Vizcaya, al ser alcanzado por sus perseguidores y muy castigado,
con varios incendios a bordo fue lanzado contra la costa cerca de Aserraderos,
a unos 30 kilómetros de la boca, donde aún hoy pueden verse sus restos.
El Colón
era el más moderno y rápido de los cruceros españoles y logró alejarse al
comienzo de la acción. Pero se le terminó el carbón de buena calidad, su velocidad
disminuyó notablemente y comenzó a ser alcanzado por sus perseguidores. Estaba
casi indefenso pues carecía de su artillería principal. En esas circunstancias,
su comandante decidió lanzarlo contra la costa frente al río Turquino, 95
kilómetros al oeste de la boca de Santiago, y abrir las tomas de fondo. Evitó
así su captura y que fuera llevado a los Estados Unidos para exhibirlo como
trofeo lo que era el propósito del mando naval norteamericano.
Los
dos destructores de torpederos, Plutón y Furor, fueron hundidos
casi en la boca de la bahía de Santiago de Cuba.
El
éxito estadounidense, basado en su ostensible superioridad tecnológica y
ventajosa posición táctica, fue alcanzado con una sola baja mortal y un herido.
Los españoles sufrieron 350 muertos, 160 heridos graves y 1 720 prisioneros.
Mucho
se ha discutido sobre la táctica empleada por el contralmirante Cervera, sobre
si pudo o no salir de noche, sobre si pudo o no haber empleado otra formación
táctica, sobre si debió emplear el armamento torpedero, etc. El autor de estas
líneas es del criterio de que, en las circunstancias en que se vio obligado a
salir, ningún procedimiento táctico hubiera cambiado los resultados del
encuentro.
Los
máximos dirigentes de la Revolución
Cubana, han expresado, en diversas
ocasiones su respeto y consideración hacia la actitud de Cervera y los
marinos de su escuadra, prueba de ello son, cronológicamente, las siguientes:
·
El 3 de julio de 1998, al cumplirse el
centenario de la batalla naval, se efectuó, en el Morro de Santiago de Cuba, un
emotivo acto conmemorativo, presidido por el Comandante de la Revolución Juan
Almeida Bosque, en el cual helicópteros de la FAR lanzaron al agua, frente a la
boca de la bahía sendas coronas de flores en honor a los buques de la escuadra
de Cervera[ii].
·
En el libro Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, el
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresó textualmente: “Allá, en Madrid, un político le dio la orden a la escuadra de salir de
la bahía de Santiago de Cuba y fue fusilada, barco a barco. Una de las cosas
más crueles, a uno le duele; admirable el valor de aquellos marinos españoles.
Se demostró allí el quijotismo y el heroísmo español en un grado muy alto.
Nosotros los honramos, les rendimos tributo a aquellos hombres [iii]“.
·
La ceremonia solemne, presidida por el
General de Ejército Raúl Castro Ruz, Segundo Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba y ministro de la Fuerzas Armadas Revolucionarias, que
tuvo lugar en el Castillo del Morro de Santiago de Cuba el 25 marzo de 2005
para develar los bustos de siete patriotas cubanos que sufrieron allí prisión
cuando era un enclave militar español e inaugurar una sala conmemorativa de la
batalla naval del 3 de julio de 1898 en la cual se colocó un busto del
almirante Cervera, donado por sus descendientes, 32 de los cuales estaban
presentes. En el acto hizo uso de la palabra el vicepresidente del Consejo de
MinistrosJosé Ramón Fernández quien calificó la batalla naval de Santiago de
Cuba como una gran victoria del honor y el heroísmo del Almirante Cervera y de
sus bravos marinos y subrayó “Cervera fue
el hombre cabal y valiente, el militar de honor y elevada disciplina”[iv]
·
Más recientemente, el 19 de abril de este
año, en el discurso pronunciado en la clausura de la Sesión Constitutiva de la IX
Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el General de Ejército
Raúl Castro Ruz dedicó varios párrafos a recordar y analizar los hechos
históricos acaecidos en Santiago de Cuba en julio de 1898 incluyendo la batalla
naval.[v]
[i] Capitán
de Fragata (R). Doctor en Ciencias Históricas. Miembro de Número de la Academia
de la Historia de Cuba.
[ii]Granma, sábado 4 de julio de 1998, p. 1.
[iii]Cien
horas con Fidel. Conversaciones
con Ignacio Ramonet. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La
Habana, 3ª edición, Noviembre de 2006,
p. 563.
[iv]Granma,
sábado 26 de marzo de 2005, p. 1.
[v]Granma.
Viernes 20 de abril de 2018 (edición especial), p. 6, col. 2 y 3.
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